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Un cuento borracho: explorando el sorprendente mundo de los animales borrachos y la fascinación humana por el alcohol
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Esta revelación ha desafiado la perspectiva antropocéntrica de que el etanol es una sustancia utilizada únicamente por los humanos. Kimberley Hockings, autora principal y ecologista conductual de la Universidad de Exeter, enfatizó la importancia histórica del etanol en el mundo natural. Esta tradición de consumir alcohol se remonta al período Cretácico tardío, cuando surgieron las primeras plantas con flores y frutos, hace aproximadamente 100 millones de años.
A medida que las frutas maduran y se descomponen, las levaduras presentes en el aire y en la superficie de la fruta convierten los azúcares en etanol. Este proceso emite un olor similar al de la cerveza o el vino, y explica por qué los animales pueden sentirse atraídos por las frutas alcohólicas. Los científicos han descubierto que algunos frutos de palma en descomposición en Panamá pueden alcanzar concentraciones de alcohol superiores al 10 por ciento ABV, comparable al vino. Sin embargo, la mayoría de las frutas alcohólicas suelen tener un contenido de alcohol más bajo, que oscila entre el 1 y el 2 por ciento ABV, similar al kombucha o las cervezas ligeras.
Aunque estos bajos niveles de alcohol pueden parecer insignificantes para los humanos, pueden tener un impacto significativo en los pequeños animales que los consumen. Las aves y los mamíferos que consumen frutas ligeramente alcohólicas pueden experimentar intoxicación y sufrir efectos potencialmente nocivos. Matthew Carrigan, profesor de ecología molecular, destaca los peligros de la embriaguez para los animales, especialmente cuando se encuentran en situaciones vulnerables, como trepar árboles o evadir depredadores.
Además, Carrigan señala las diferencias evolutivas entre animales y humanos en lo que respecta al consumo de alcohol. Mientras que los humanos modernos pueden buscar la intoxicación sin la ingesta de calorías, los animales que consumen frutas ricas en etanol anhelan principalmente las calorías para mantenerse. Estos animales han desarrollado rasgos genéticos que les permiten metabolizar el etanol sin experimentar intoxicación, lo que garantiza su supervivencia en la naturaleza.
El estudio también explora los efectos cognitivos del consumo de etanol en animales. Anna Bowland, primera autora y ecologista del comportamiento de la Universidad de Exeter, sugiere que el etanol puede activar los sistemas de endorfinas y dopamina en los animales, lo que produce sentimientos de relajación y posibles beneficios sociales. Sin embargo, se necesitan más investigaciones para determinar si el etanol provoca respuestas fisiológicas en animales salvajes.
Los investigadores han observado varias especies de primates, como chimpancés, monos araña y monos capuchinos, consumiendo frutas intoxicantes en sus hábitats naturales. Estas observaciones proporcionan información valiosa sobre los beneficios potenciales del consumo de alcohol para los animales sociales. La idea de que los animales pueden buscar la intoxicación por razones sociales desafía las creencias tradicionales sobre el comportamiento y la cognición animal.
En general, el estudio sobre animales que consumen alcohol arroja luz sobre la compleja relación entre los animales y el etanol en el mundo natural. Al explorar este fenómeno más a fondo, los investigadores esperan comprender mejor cómo interactúan los animales con el alcohol y los posibles beneficios o riesgos asociados con su consumo. La prevalencia de animales borrachos es un aspecto fascinante de la vida silvestre que continúa intrigando a los científicos y ampliando nuestra comprensión del reino animal.