Cultura
¿Cómo reevalúa Europa su pasado esclavista?
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Durante y después de la era colonial, en ciudades como Hamburgo, Lisboa y Bruselas, las “exposiciones de personas exóticas” sirvieron a estereotipos racistas. La confrontación con este pasado oscuro se ha producido lentamente.
En la Europa colonial, la exhibición de pueblos “exóticos” ya se producía en el siglo XV, con individuos secuestrados en zonas colonizadas. Desde finales del siglo XIX, los “zoológicos humanos” se convirtieron en un negocio rentable para sus operadores europeos, justificados bajo el pretexto de la ciencia y con afirmaciones de la “superioridad civilizatoria” de Europa.
En muchos casos, las personas fueron atraídas a Europa con falsas promesas y luego obligadas a trabajar en condiciones degradantes, presentándolas como “salvajes” o caníbales. Hasta el día de hoy, la conciencia pública sobre este capítulo de la historia colonial sigue siendo escasa.
Hamburgo fue la cuna de los modernos “zoológicos humanos”, gracias al empresario Carl Hagenbeck. En 1874 inauguró su Völkerschau (exposición etnológica) y aprovechó estas exposiciones hasta la década de 1930. Se mostraba a personas "en un ambiente deliberadamente primitivo" y se las obligaba a desnudarse. El zoológico de Hagenbeck ha anunciado su intención de reconciliarse con su pasado, pero todavía no hay referencias a "exposiciones etnológicas" en el lugar.
En Lisboa, la Exposición Mundial portuguesa de 1940 sirvió de plataforma para que el dictador Antônio de Oliveira Salazar glorificara la era colonial y fortaleciera su régimen. En el Jardín Botánico de la ciudad se exhibieron “extras indígenas”, respondiendo a los estereotipos coloniales. La historiadora Elsa Peralta destaca que el cartel sobre el “zoológico humano” en el Jardín Botánico hace referencia explícita al período Salazar, y que la sociedad portuguesa apenas comienza a abordar su pasado colonial.
En Bélgica, el debate público sobre los crímenes coloniales se ha intensificado en los últimos años. En 1958, el país organizó un “zoológico humano” como parte de la Exposición Universal de Bruselas, una de las últimas exposiciones etnológicas. Se han hecho intentos de conmemorar este capítulo oscuro de la historia y sus víctimas, mediante exhibiciones. Sin embargo, los críticos sostienen que estas exposiciones reprodujeron en parte prácticas racistas.
La activista y antropóloga Stella Nyanchama Okemwa, miembro de la junta directiva de la Red Europea contra el Racismo (Enar), cree que reconocer estos traumas es imperativo para afrontar el pasado. Sin embargo, ella ve poca voluntad en esto. En 2020, la mitad de los belgas todavía creía que el colonialismo había traído al Congo más consecuencias positivas que negativas.
La desaparición de las exposiciones de seres humanos “exóticos” de la esfera pública europea en las décadas de 1950 y 1960 no se debió sólo a una creciente sensibilidad hacia las cuestiones racistas. La difusión del cine, la televisión y el turismo de masas cambiaron la forma de ver lo “exótico”. Según la historiadora Anne Dreesbach, el “sentido de la aventura” ya no se llevó a los países europeos y la gente podía viajar para experimentar estas culturas directamente.
Sin embargo, las sociedades europeas aún no han superado su racismo históricamente creciente hacia los negros. Bélgica, por ejemplo, nunca se ha disculpado oficialmente por sus crímenes coloniales, por temor a consecuencias legales y políticas. Okemwa afirma que “la gente no quiere involucrarse en el tema porque abriría la caja de Pandora”.
La reconciliación con el pasado colonial de Europa es un proceso complejo y desafiante. En muchos casos, la sociedad aún no está preparada para hacer frente a este legado de opresión y racismo. Sin embargo, es esencial que estos temas sean abordados, discutidos y confrontados para garantizar que tales prácticas no se repitan y promover una sociedad más inclusiva y justa.
A medida que más personas toman conciencia de este oscuro pasado, crece la presión sobre los gobiernos y las instituciones europeas para enfrentar y reparar el daño causado por el colonialismo y los “zoológicos humanos”. La educación y la sensibilización pública son herramientas cruciales para desmantelar los estereotipos y promover la igualdad y el respeto entre culturas.
En última instancia, Europa necesita confrontar su pasado colonial y las atrocidades cometidas en nombre de la “superioridad civilizatoria” para avanzar hacia un futuro más igualitario y compasivo. Aprender de los errores del pasado es clave para construir una sociedad que celebre la diversidad y el respeto mutuo entre las personas, independientemente de su origen o apariencia.
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