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Afrontar el desafío: cómo estar emocionalmente preparado para conversaciones difíciles
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Un ejemplo de esto fue el de Jason, un profesional de marketing, quien se vio en crisis cuando dos importantes líderes de su equipo se vieron envueltos en una agria disputa que se intensificó hasta el punto de no hablarse. Esta animosidad se extendió a sus equipos, creando silos, ineficacia y un conflicto generalizado dentro de la organización. A pesar de sentirse nervioso e inseguro sobre cómo abordar las fuertes opiniones opuestas y los posibles estallidos, Jason sabía que debía actuar.
Lidiar con situaciones de alta carga emocional requiere un liderazgo sólido. Ya sea dar malas noticias al equipo, gestionar la frustración de un cliente, ofrecer retroalimentación sobre el desempeño o abordar un error que ha afectado al negocio, estas situaciones pueden ser desafiantes incluso para los líderes más experimentados. Es común que las personas reaccionen de dos maneras ineficaces ante situaciones emocionalmente exigentes. Algunas optan por evitar el problema por completo, distrayéndose con tareas de baja prioridad como los correos electrónicos. Otras tienden a darle vueltas y preocuparse sin tomar medidas para abordar su ansiedad o prepararse para la situación que se avecina. Ambos enfoques pueden ser contraproducentes, haciendo que las personas se sientan desprevenidas y mal preparadas para manejar la intensidad emocional de la reunión.
Afortunadamente, existen estrategias comprobadas para prepararse para reuniones donde las emociones suelen estar a flor de piel. Así como los atletas dicen que una buena defensa es el mejor ataque, existen técnicas con respaldo científico que pueden ayudarte a afrontar estas situaciones difíciles con mayor confianza y eficacia.
Una estrategia clave es crear un plan mental para la reunión. La visualización, una técnica frecuente en el deporte, puede ser una herramienta poderosa para mejorar el rendimiento y aumentar la confianza. Empieza por visualizar el resultado deseado de la reunión: ¿cómo quieres sentirte al salir de la sala? ¿Qué quieres que sientan los demás? En el caso de Jason, el éxito no significó necesariamente una resolución rápida del conflicto, sino un diálogo significativo donde todos se sintieron escuchados y se estableció un camino claro a seguir.
Visualice la próxima reunión como una película mental, concentrándose en el entorno, el lenguaje corporal y los momentos clave de la conversación. Considere los posibles obstáculos y detonantes que puedan surgir durante la reunión y planifique cómo responderá a ellos. Imagínese manteniendo la calma y la serenidad, incluso ante situaciones difíciles. Al ensayar mentalmente la reunión y visualizar el éxito, puede cambiar su perspectiva y aumentar su capacidad para dirigir la conversación hacia un resultado positivo.
Otra estrategia importante es centrarse en los aspectos positivos de la situación. Tómese un tiempo antes de la reunión para reflexionar sobre lo que valora de las personas involucradas. Por ejemplo, si necesita dar retroalimentación difícil a un miembro del equipo, considere sus fortalezas y contribuciones al equipo. Este cambio de perspectiva puede ayudarle a abordar la conversación de una manera más alentadora y a generar un diálogo más productivo.
Además, considere modificar el contexto de la reunión para reducir la intensidad emocional. Al analizar las cinco preguntas clave de la situación (quién, qué, dónde, cuándo y por qué), puede ajustar las circunstancias de forma proactiva para crear un entorno más propicio para una conversación fructífera. Por ejemplo, solicitar apoyo adicional o cambiar la ubicación de la reunión puede ayudar a reducir la tensión y crear un ambiente más positivo.
Finalmente, es importante crear zonas de seguridad antes y después de reuniones con mucha carga emocional. Tómate un tiempo para prepararte mentalmente antes de la reunión y permítete relajarte después. Esto puede ayudarte a mantener la calma y la presencia durante todo el día, evitando que la tensión acumulada se traslade a reuniones posteriores.
En conclusión, estar preparado para reuniones donde las emociones se intensifican es esencial para un liderazgo eficaz. Mediante estrategias como la visualización, el enfoque en los aspectos positivos de la situación, la adaptación al contexto y la creación de zonas de amortiguación, los líderes pueden afrontar situaciones con alta carga emocional con confianza y lograr resultados positivos. Al desarrollar estas habilidades, los líderes pueden abordar situaciones desafiantes con calma y resiliencia, fomentando relaciones más sólidas e impulsando mejores resultados dentro de sus organizaciones.
Sobre el autor / Anna Munhoz
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