Oriente Medio

Sudán enfrenta una violencia preocupante

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Sudão enfrenta situação de violência preocupante

Sudán se enfrenta desde el fin de semana a violentos enfrentamientos entre miembros del ejército y milicias paramilitares conocidas como Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF). Los combates, que tienen lugar en diferentes partes del país, son resultado directo de una lucha por el poder en el país gobernado por los militares, que hasta ahora ha dejado casi 100 civiles muertos, según el sindicato de médicos sudaneses. El conflicto en sí no involucra directamente a civiles, sino a personal militar.

Desde que se produjo el golpe de estado en octubre de 2021, Sudán está gobernado por un consejo de generales. El país tiene dos ejércitos compitiendo por el poder. De un lado está el general Abdel Fattah al-Burhan, jefe de las Fuerzas Armadas y presidente del país. Del otro, su adjunto y líder de las RSF, el general Mohamed Hamdan Dagalo, más conocido como Hemedti. No están de acuerdo sobre la dirección que está tomando el país y la transición propuesta a un gobierno civil. Entre los puntos más controvertidos están los planes de incluir a los 100.000 combatientes de RSF en el ejército y la definición de quién estaría a cargo de liderar la nueva fuerza.

La violencia estalló después de días de tensión después de que miembros de RSF fueran redesplegados por todo el país en una medida que el ejército interpretó como una amenaza. Se esperaba que la situación pudiera resolverse mediante el diálogo, pero esto nunca se materializó. No está claro quién disparó el primer tiro el sábado por la mañana, pero se teme que las hostilidades empeoren aún más una situación ya complicada.

Las Fuerzas de Apoyo Rápido se formaron en 2013 y tienen su origen en la milicia Janjaweed, que luchó brutalmente contra los rebeldes en Darfur. Desde entonces, el general Dagalo ha creado una poderosa fuerza que ha intervenido en conflictos en Yemen y Libia y controla algunas de las minas de oro de Sudán. Estas fuerzas también han sido acusadas de abusos contra los derechos humanos, incluida la masacre de más de 120 manifestantes en junio de 2019. La poderosa fuerza fuera del ejército se considera una fuente de inestabilidad en el país.

El conflicto del fin de semana es el último episodio de la tensión que siguió al derrocamiento del presidente Omar al-Bashir en 2019. Hubo grandes protestas callejeras que pedían el fin de su gobierno de casi tres décadas. El ejército dio un golpe de estado para sacarlo del poder, pero los civiles continuaron exigiendo un papel en el plan para avanzar hacia un gobierno democrático. Entonces se estableció un gobierno conjunto militar-civil, pero fue derrocado por otro golpe de estado en octubre de 2021. Y desde entonces, la rivalidad entre el general Burhan y el general Dagalo se ha intensificado. En diciembre del año pasado se llegó a un acuerdo para devolver el poder a los civiles, pero las negociaciones para ultimar los detalles fracasaron.

La situación en Sudán es preocupante y los enfrentamientos entre militares y milicias paramilitares han causado gran preocupación en todo el mundo. La lucha por el poder en el país es un reflejo de la agitación política que ha asolado la región durante décadas, y las consecuencias son nefastas para la población civil que sufre las consecuencias de los combates.

Es crucial que los diplomáticos encuentren una manera de lograr que los generales establezcan un diálogo y encuentren una solución pacífica al conflicto. De lo contrario, Sudán podría enfrentarse a una fragmentación aún mayor y el pueblo sudanés seguirá sufriendo inestabilidad política y violencia.

Esperamos que la situación en Sudán se resuelva rápidamente y que se pueda restablecer la paz y la estabilidad. El mundo debe unirse en solidaridad con el pueblo sudanés y ofrecerle todo el apoyo que necesita para garantizar que pueda vivir en un país pacífico y próspero.